La reforma político-electoral del presidente Andrés Manuel López Obrador responde a problemas acumulados y demandas de cambio. El Presidente anunció que el Senado estará atento a ejercer sus facultades como cámara revisora después de que toda la legislación haya sido aprobada por ambas cámaras del Congreso, satisfaciendo las necesidades democráticas en la Ciudad de México, al mismo tiempo que aborda problemas de larga data dentro del sistema de su país en general.
El camino a seguir parece claro: lo que antes se veía desde una perspectiva internacional sobre la mejor manera de manejar estos complicados asuntos, ahora depende en gran medida de consideraciones internas, ya que los ciudadanos mexicanos necesitan un conocimiento de primera mano antes de confiar en cualquier interferencia o consejo externo, a menos que provenga directamente.
Miguel Mosqueda Saldivar
Periodista Independiente
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