Ejecutivos Cuestionan a Musk por Coche de Bajo Costo

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Algunos ejecutivos de Tesla se mostraron alarmados el año pasado cuando Elon Musk desmintió un informe que aseguraba la cancelación de un nuevo vehículo eléctrico.

A pesar de la negativa de Musk, los ejecutivos sabían que el proyecto, conocido por muchos como el Model 2, había sido de hecho cancelado, y que la empresa se reorientaría hacia los robotaxis autónomos. Esta discrepancia ha generado preocupación interna y para los inversores, en un momento en que Tesla enfrenta una línea de productos anticuada y una caída en las ventas globales.

El Giro del Model 2 y las Ventas de Tesla

El 5 de abril de 2024, minutos después de que Reuters publicara su informe, Musk utilizó su plataforma X para desmentirlo con un tajante «Reuters miente», logrando frenar temporalmente una caída del 6% en las acciones de Tesla. Sin embargo, la acción cerró con una baja del 3.6%. Fuentes cercanas a la empresa indicaron que, semanas antes, los empleados ya habían sido informados de que el proyecto del vehículo de bajo costo había finalizado. La publicación de Musk generó tanta confusión que algunos altos directivos le preguntaron si había cambiado de opinión, a lo que Musk respondió negativamente, afirmando que el proyecto seguía estancado.

Las preocupaciones de los ejecutivos, que no se habían reportado antes, resaltan la dificultad de Tesla para cumplir con la promesa de un vehículo eléctrico asequible para el mercado masivo, algo que Musk había calificado como crucial para el futuro de la compañía. Un año después, y con una línea de productos que ya no es tan fresca, ese modelo de bajo costo aún no ha sido lanzado.

Aunque ni Musk ni Tesla han confirmado explícitamente la cancelación de un modelo completamente nuevo (el Model 2), la compañía sí ha indicado que planea «nuevos vehículos, incluyendo modelos más asequibles» que se fabricarían en sus líneas de manufactura actuales. Esto contrasta con las promesas iniciales de Musk de un vehículo totalmente nuevo, diseñado desde cero sobre una plataforma revolucionaria para reducir costos. En lugar de un modelo inédito, Tesla parece estar trabajando en versiones más compactas del Model 3 y el Model Y, cuyos precios y fechas de lanzamiento (previstos para el primer semestre de 2025) aún son inciertos y ya han experimentado retrasos. Lars Moravy, director de ingeniería de Tesla, afirmó que los modelos asequibles «se asemejarían en forma y estructura a los coches que ya fabricamos» y que la clave sería su accesibilidad.

La negación de Musk sobre el informe de Reuters causó desconcierto entre proveedores e inversores, lo que llevó a ejecutivos a preguntarle cómo manejar la situación. Algunos expresaron su preocupación de que la negación perjudicara las ventas, ya que los compradores podrían retrasar sus adquisiciones esperando un Tesla de 25,000 dólares que no se materializaría como un modelo nuevo. Sin embargo, no todos en la empresa compartían esta preocupación, argumentando que Tesla mantiene sus planes de producto flexibles.

Gary Black, inversor de Tesla, vendió su posición en la compañía, en parte por la inquietud de que el nuevo vehículo asequible sea un «Model Y simplificado» en lugar de un «producto diferenciado». Por su parte, Musk anunció recientemente que dejará su puesto como asesor especial del expresidente Donald Trump para concentrarse en sus diversas empresas, incluyendo Tesla, SpaceX, xAI, Neuralink y X.

Transparencia vs. Estrategia y el Futuro de Tesla

La tensión entre los ejecutivos de Tesla y Elon Musk, derivada de la aparente cancelación del vehículo eléctrico de 25,000 dólares, subraya un reto fundamental en la gestión de una compañía de tan alto perfil: el equilibrio entre la estrategia a largo plazo, la flexibilidad del mercado y la transparencia hacia inversores y el público.

El desafío principal reside en la credibilidad y la comunicación de la compañía. La negación pública de Musk sobre un proyecto que, internamente, ya se consideraba cancelado, generó confusión y escepticismo. Esta falta de alineación entre el discurso público y la realidad operativa puede erosionar la confianza de los inversores y afectar las decisiones de compra de los consumidores que esperaban un modelo más económico. En un mercado de vehículos eléctricos cada vez más competitivo y con la caída de las ventas de Tesla, mantener la confianza es crucial.

El beneficio que Musk podría estar buscando es la flexibilidad estratégica. Al reorientar los recursos hacia los robotaxis autónomos, Tesla podría estar priorizando una tecnología disruptiva que, si bien es más arriesgada, podría ofrecer un potencial de crecimiento exponencial a largo plazo y diferenciar a la compañía de sus competidores. Este enfoque refleja una voluntad de pivotar rápidamente ante las condiciones del mercado y la ambición de liderar la próxima ola de la movilidad.

Sin embargo, este giro estratégico conlleva el riesgo de dejar a Tesla con una línea de productos «anticuada» en el segmento masivo a corto y mediano plazo. La falta de un vehículo eléctrico genuinamente asequible y diferenciado, en un momento en que otros fabricantes están lanzando modelos competitivos, podría limitar su cuota de mercado y afectar su crecimiento futuro. La percepción de que el «Model 2» será una simple versión reducida de modelos existentes, en lugar de una innovación real, podría decepcionar a los consumidores y a los inversores que buscaban una expansión masiva de la marca.

La confrontación interna en Tesla sobre la cancelación del vehículo eléctrico de 25,000 dólares expone las tensiones entre las visiones ambiciosas de Elon Musk y la necesidad de una comunicación clara y transparente. La reorientación hacia los robotaxis autónomos es una apuesta de alto riesgo y potencial para Tesla, pero deja a la compañía con un reto inmediato en el mercado masivo y una posible erosión de la confianza de los inversores. El futuro de Tesla dependerá de cómo gestione esta controversia y si logra capitalizar sus apuestas tecnológicas sin sacrificar su crecimiento a corto plazo en el segmento de vehículos eléctricos asequibles.