Zuckerberg a juicio por violar la privacidad

Tecnología

El CEO de Meta, Mark Zuckerberg, se prepara para testificar en un juicio de 8 mil millones de dólares.

La perspectiva es clara y acusatoria: un grupo de influyentes accionistas sostiene que Zuckerberg y otros altos directivos, incluyendo a Sheryl Sandberg y Peter Thiel, operaron conscientemente Facebook como una «empresa ilegal», permitiendo la recolección masiva de datos de usuarios sin su consentimiento y violando un acuerdo federal de privacidad. Este caso, que se remonta al infame escándalo de Cambridge Analytica, no solo busca una compensación económica histórica, sino que pone en el banquillo la ética y la gobernanza del gigante de las redes sociales.

El Origen del Conflicto: Cambridge Analytica y el Acuerdo Roto con la FTC

Para entender la magnitud de este juicio, es necesario retroceder a 2018, cuando estalló uno de los mayores escándalos en la historia de la tecnología. Se reveló que Cambridge Analytica, una firma de consultoría política que trabajó para la campaña presidencial de Donald Trump en 2016, había accedido y explotado indebidamente los datos personales de millones de usuarios de Facebook.

Este suceso fue la prueba de fuego para un acuerdo que Facebook había firmado con la Comisión Federal de Comercio (FTC) de Estados Unidos en 2012. En ese entonces, la compañía se comprometió a proteger de manera mucho más estricta la privacidad de sus usuarios. Los accionistas demandantes argumentan que los líderes de Meta, con Mark Zuckerberg a la cabeza, no solo ignoraron este decreto, sino que deliberadamente permitieron que las prácticas de recolección de datos continuaran, priorizando el crecimiento y las ganancias sobre la legalidad y la privacidad del usuario.

El epicentro de la demanda es la multa récord de 5 mil millones de dólares que la FTC impuso a Facebook en 2019 precisamente por haber violado el acuerdo de 2012. Los accionistas exigen que sean Zuckerberg y los demás directivos quienes reembolsen a la compañía esta multa, además de otros 3 mil millones en costos asociados, sumando un total de 8 mil millones de dólares.

Los Acusados: Un Quién es Quién de Silicon Valley

El banquillo de los acusados reúne a algunas de las figuras más poderosas e influyentes que han dado forma a la industria tecnológica en las últimas dos décadas:

  • Mark Zuckerberg: CEO y fundador, señalado como el principal responsable de la cultura empresarial que presuntamente ignoró las advertencias sobre privacidad.
  • Sheryl Sandberg: Exdirectora de operaciones (COO) y arquitecta del modelo de negocio publicitario de Facebook.
  • Marc Andreessen: Influyente capitalista de riesgo y miembro de la junta directiva.
  • Peter Thiel: Cofundador de PayPal y Palantir, y uno de los primeros inversores en Facebook.
  • Reed Hastings: Cofundador de Netflix y exmiembro de la junta.

Todos ellos han calificado las acusaciones como «afirmaciones extremas» y han negado cualquier acto ilícito, preparando el escenario para una batalla legal que se centrará en decisiones tomadas hace una década.

El Juicio en Delaware: Una Reclamación Difícil de Probar

El juicio, que se celebra sin jurado en el prestigioso Tribunal de Equidad de Delaware bajo la supervisión de la jueza Kathaleen McCormick, representa un desafío legal formidable para los demandantes. Deben probar lo que en el derecho corporativo se conoce como una «reclamación de supervisión» (o Caremark claim), considerada una de las más difíciles de ganar.

Para tener éxito, los accionistas no solo deben demostrar que los directores estaban al tanto de las malas prácticas, sino que conscientemente incumplieron su deber fiduciario de supervisión, permitiendo que la empresa infringiera la ley. El juez Travis Laster, al denegar una moción para desestimar el caso hace dos años, reconoció la gravedad de la situación, describiéndola como una «presunta irregularidad de una magnitud colosal», lo que permitió que el caso procediera a juicio.

  • Argumento de los Accionistas: Sostienen que pueden probar que, tras el acuerdo de 2012, Zuckerberg y Sandberg continuaron con prácticas engañosas de privacidad. Alegan que la cultura de la empresa, dictada desde arriba, era de «crecimiento a toda costa», incluso si eso significaba violar el decreto de la FTC.
  • Defensa de los Acusados: Argumentan que sí tomaron en serio el acuerdo, creando un equipo de supervisión de la privacidad y contratando a auditores externos. Afirman que la empresa fue víctima de un «engaño premeditado» por parte de Cambridge Analytica, y no el resultado de una negligencia intencionada.

Además, los demandantes han añadido una acusación explosiva: que Zuckerberg, previendo la caída de las acciones por el inminente escándalo, vendió parte de sus títulos de forma acelerada, obteniendo ganancias de al menos mil millones de dólares. La defensa responde que estas ventas se realizaron bajo un plan preestablecido para evitar precisamente acusaciones de uso de información privilegiada y con fines benéficos.

Implicaciones del Veredicto: Más Allá del Dinero

Aunque la cifra de 8 mil millones de dólares es llamativa, las implicaciones de este juicio van mucho más allá de lo económico. Un veredicto contra Zuckerberg sentaría un precedente histórico sobre la responsabilidad personal de los directores y ejecutivos de las grandes tecnológicas por las violaciones de la privacidad.

Jason Kint, director del grupo Digital Content Next, afirmó que el caso revelará detalles cruciales sobre «lo que la junta sabía, y cuándo», en relación con el uso de los datos de los más de 3 mil millones de usuarios de Meta. La pregunta fundamental que subyace en este juicio, y que resuena en la opinión pública, es: «¿Podemos confiar en Mark Zuckerberg?».

El caso llega en un momento en que Meta vuelve a estar bajo escrutinio por el uso de datos de usuarios para entrenar sus modelos de inteligencia artificial, demostrando que las preocupaciones sobre la privacidad son un tema recurrente y central en la identidad de la compañía.

La Responsabilidad de los Titanes Tecnológicos en Juicio

El juicio que comienza esta semana en Delaware no es solo una disputa entre accionistas y directivos; es un referéndum sobre la cultura de la impunidad que durante años pareció reinar en Silicon Valley. Se juzga si los líderes de una de las empresas más poderosas del mundo actuaron de manera deliberada al margen de la ley, priorizando los beneficios económicos sobre los derechos fundamentales de sus usuarios.

Independientemente del resultado, el proceso sacará a la luz documentos y testimonios que ofrecerán una visión sin precedentes del funcionamiento interno de Facebook durante sus años más controvertidos. Un fallo a favor de los accionistas no solo sería un golpe financiero devastador para Mark Zuckerberg y su círculo íntimo, sino que enviaría una onda expansiva a todas las salas de juntas de la industria tecnológica, estableciendo que la protección de la privacidad no es una opción, sino una obligación fiduciaria de la que los directores no pueden escapar.