Una de las primeras recomendaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) que recibió el gobierno de la 4T fue la 82/2018, “Sobre la violación a los derechos humanos a la alimentación, al agua salubre, a un medio ambiente sano y a la salud, por el incumplimiento a la obligación general de debida diligencia para restringir el uso de plaguicidas de alta peligrosidad, en agravio de la población en general”, dada a conocer en enero de 2019.
La recomendación de la CNDH reconoce que “el marco legal y reglamento en materia de plaguicidas vigente en México permite la comercialización y el uso de sustancias de alta peligrosidad, que pueden ocasionar un grave daño a la salud de la población, afectar en forma relevante a la biodiversidad y perjudicar el medio ambiente” (párr. 30). En el documento, la CNDH recomienda a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios y al Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria conformar un comité que identifique e investigue los efectos adversos de plaguicidas altamente peligrosos para que establezcan “regulaciones y medidas efectivas de prevención y/o mitigación de los posibles daños ocasionados por su uso” (144).
Formulada en los albores de la 4T, la CNDH recomendaba a las dependencias señaladas que incorporen en el Plan Nacional de Desarrollo “la reducción y prohibición progresiva de plaguicidas altamente peligrosos”. Como es bien sabido, el gobierno de la 4T cuenta con funcionarios con perfiles muy diversos e incluso contradictorios. Así, por ejemplo, la Semarnat está encabezada por el reconocido doctor Víctor Toledo, un referente en el área de la ecología política y el estudio del patrimonio biocultural. Del mismo modo, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología está dirigido por la también prestigiosa investigadora la doctora Elena Álvarez-Buylla, quien recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 2017. Tanto Toledo como Álvarez-Buylla han sido críticos del modelo de desarrollo agroindustrial que México ha implementado desde hace décadas, el cual incluye una serie de cultivos transgénicos como el maíz, la soya y el algodón, y el uso intensivo de plaguicidas, algunos de ellos altamente peligrosos.
En 2019, la Semarnat suspendió la importación de 67 mil toneladas del herbicida glifosato bajo el argumento de la prevención de daños que se pueden ocasionar al medio ambiente y a la salud humana. El glifosato, el herbicida más empleado en la actualidad y, probablemente, también el más polémico, fue introducido en 1974, aunque su uso aumentó exponencialmente a mediados de la década de los noventa, cuando la empresa Monsanto —ahora parte de Bayer— comenzó a comercializar cultivos genéticamente modificados —como el maíz, la soya y el algodón— que eran tolerantes a dicho herbicida.
Desde entonces, el glifosato ha sido objeto de controversias en los campos científicos, de la salud, el político y el legal. En 2015, tras revisar alrededor de mil publicaciones sobre el tema, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por su sigla en inglés) anunció que el glifosato es “probablemente” cancerígeno para seres humanos. El posicionamiento se convirtió en un argumento recurrente para los críticos del uso del glifosato. La tesis de que el glifosato provoca cáncer también ha sido dirimida en tribunales. En 2018, el jurado de una corte estatal de California concedió 289 millones de dólares a Dewayne Johnson, un vigilante de escuela, al concluir que el glifosato causó su cáncer. En marzo de 2019, una corte federal de San Francisco llegó a una conclusión similar para Edwin Hardeman, quien uso glifosato en su propiedad (“The New York Times”, 24-6-20). En contraste, los defensores del glifosato aseguran que se trata de un herbicida seguro, al menos más seguro que otros, y que la
ARC considera que también son “probablemente” cancerígenos para el ser humano la res, el uso del teléfono móvil y trabajar en turnos nocturnos.