Grupos criminales generan caos en Chilpancingo, suspendiéndose el transporte público y actividades ciudadanas.
Chilpancingo, la capital de Guerrero, se sumió en un estado de parálisis por segundo día consecutivo tras el asesinato de choferes de transporte público. Los grupos criminales, en medio de una disputa, han dejado a la población sin transporte, llevando a la suspensión de clases y el cierre de comercios.
El silencio de las autoridades ha contribuido al clima de miedo y tensión en la ciudad. Este martes, el transporte público dejó de circular, las escuelas suspendieron labores y los comercios no abrieron. La disputa entre grupos criminales ha puesto como blanco a los transportistas, cobrándose la vida de tres conductores de camionetas y un operador de taxi en los últimos días.
Las amenazas entre grupos criminales circulan en plataformas de mensajería, generando un ambiente de temor entre los ciudadanos. Ante la falta de seguridad y la situación de riesgo, la población ha optado por resguardarse, convirtiendo la ciudad en una especie de «ciudad fantasma».
Aunque la policía estatal y agentes de la Sedena han desplegado patrullajes de vigilancia, la población, temerosa, ha decidido no salir. La suspensión de clases y la paralización de servicios básicos evidencian la grave crisis de seguridad que enfrenta Chilpancingo.
La situación recuerda eventos pasados en la misma ciudad, como el ocurrido en julio pasado, cuando 14 choferes de transporte público fueron asesinados. La falta de acciones contundentes por parte de las autoridades contribuye a la sensación de desamparo de la población.
