El inicio

Colaboraciones Salud

Desde hace 3 semanas estoy en una nueva ciudad, estoy viviendo sólo por primera vez en mis 24 años de vida; en unas horas tengo que llegar a conocer mi nuevo centro de trabajo así que salgo como con 1 hora de anticipación.

¿Estoy nervioso? Sí. Y es que, desde hace 5 años y medio, lo único que quería era este momento; quería ser «Médico Interno de Pregrado»  (MIP) ¿Para qué? No estoy muy seguro, quizá quería ponerme la bata y caminar al estilo de Dr. House en un hospital. No lo se.

Ya llegué al hospital y me aseguré 10 veces antes de salir de mi casa que el disfraz de médico estuviese perfecto. ¿Camisa blanca? Lista y planchada ¿Pantalón blanco? Listo y planchado ¿Calcetas blancas? Listas ¿Zapatos blancos? Listos ¿Corbata? Lista. Estoy listo, el espejo me dice que me parezco a un doctor, ahora debo buscar a mis otros compañeros MIP, conocí a algunos en la facultad así que hago lo que toda persona que acaba de llegar a un lugar nuevo hace al encontrarse a una persona conocida: Juntarse con ellos y hacer como que todo esta «Cool».

Nos citaron a las 10 am, ya son las 10:01 hrs y nadie llega, comenzamos a desesperar. Por fin aparece la coordinadora de los MIP, está sonriente, parece ser buena persona, es amable -más tarde descubriríamos que era todo lo contrario- nos invita a pasar a un salón grande donde hacemos los rituales de bienvenida acostumbrados. Todo parece muy cordial, el estrés inicial está desapareciendo, ahora solo tengo que escuchar el famoso curso de inducción del hospital el cual logra su objetivo: Inducirme un sueño y un aburrimiento profundo.

Finalmente nos dejan salir, ha terminado el día 1 de capacitación, todo parece ser muy sencillo, el internado no es como lo pintan, me subo al colectivo y emprendo mi camino de regreso a casa, voy pensando en todo lo sucedido y por un momento pienso en contarle a mis papás sobre mi primer día como MIP, de pronto recuerdo que estoy a varios kilómetros de ellos y me invade un sentimiento de vació y nostalgia.

Llego a casa, no tengo muebles, no tenga cama (solo un colchón), prendo la TV y no tengo cable, prendo la laptop y no tengo Internet, me voy a la cocina y no tengo refrigerador. Este año parece que va a ser muy largo.