En un esfuerzo por reabrir la vital exportación de ganado a Estados Unidos, México y la nación vecina han sostenido conversaciones clave.
El secretario de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), Julio Berdegué, y la secretaria del Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA), Brooke Rollins, han acordado las medidas para levantar la suspensión impuesta por la propagación del gusano barrenador, una plaga que amenaza la ganadería de ambos países y que ya generó pérdidas millonarias para México.
La videoconferencia entre Berdegué y Rollins tuvo como objetivo principal delinear los pasos a seguir para reactivar las exportaciones. La secretaria Rollins manifestó su satisfacción con las acciones implementadas por México, pero solicitó tiempo adicional para finalizar su análisis. Ante esto, Berdegué extendió una invitación oficial para que una misión de expertos del USDA visite México y confirme en campo la efectividad de la campaña contra el gusano barrenador del ganado (GBG).
Un punto crucial de la negociación fue la aprobación de asistencia estadounidense para instalar una nueva planta de producción de moscas estériles de GBG en el estado de Chiapas. Esta propuesta había sido planteada por México desde el inicio de la emergencia en noviembre de 2024. Además, se lanzará una estrategia de regionalización para mantener el norte de México libre de GBG, intensificando los controles de movilización, inspección, vigilancia y tratamiento del ganado en esa zona.
México busca un acuerdo integral sobre la estrategia y los protocolos para detener y erradicar el GBG, con el fin de asegurar que las exportaciones de ganado cumplan con todos los requisitos y no se interrumpan nuevamente. Esto brindaría seguridad a productores, importadores y engordadores mexicanos en Estados Unidos. La Sader subrayó la creciente integración de la ganadería de ambos países dentro de la cadena de valor del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que abarca desde la importación de granos para alimentación animal hasta productos cárnicos.
El secretario Berdegué informó a su contraparte que el número de nuevos casos semanales de GBG «alcanzó su punto máximo a mediados de abril y, desde entonces, ha disminuido en 51.8%», una cifra que, según el funcionario, demuestra la efectividad de las medidas aplicadas. Cabe recordar que el 11 de mayo, Estados Unidos anunció el cierre por 15 días de la importación de ganado mexicano debido a este brote, un plazo que concluyó el 25 de mayo sin que se haya reabierto la frontera. El Consejo Nacional Agropecuario (CNA) ha estimado pérdidas de 11.4 millones de dólares diarios para México debido a esta suspensión.

Desafíos Sanitarios y la Integración Económica Bilateral
La crisis del gusano barrenador y las negociaciones para reabrir la exportación de ganado entre México y Estados Unidos evidencian la compleja interconexión de la salud animal, la economía y las relaciones bilaterales. Este escenario subraya la importancia de la colaboración y los desafíos que implican las plagas transfronterizas.
Un reto inmediato es la contención y erradicación del gusano barrenador. Aunque México reporta una disminución del 51.8% en los casos semanales, la aparición de seis casos en humanos en Chiapas (uno hospitalizado) y el hecho de que la plaga se consideraba erradicada desde 1991, señalan la persistencia de un riesgo sanitario. La urgencia de que una misión del USDA verifique la efectividad de la campaña mexicana es crucial para restaurar la confianza y levantar la suspensión que genera pérdidas económicas significativas.
Por otro lado, la asistencia estadounidense para una nueva planta de moscas estériles en Chiapas representa un beneficio tangible de la cooperación binacional. Esta inversión tecnológica es fundamental para la estrategia de control biológico del GBG y demuestra un compromiso compartido para resolver la crisis de raíz. Asimismo, la propuesta de regionalización busca proteger las zonas libres de la plaga, salvaguardando la ganadería exportadora del norte de México.
Este episodio también subraya la alta integración de las cadenas de valor agropecuarias bajo el T-MEC. La suspensión no solo afecta a los productores mexicanos, sino que tiene repercusiones en los importadores y engordadores estadounidenses que dependen del ganado mexicano. La reactivación de las exportaciones no es solo una cuestión de comercio, sino de estabilidad para una red productiva que abarca ambos lados de la frontera. El éxito de las negociaciones dependerá de la confianza mutua y la implementación rigurosa de los protocolos sanitarios.
Las negociaciones entre México y Estados Unidos para la reapertura de la exportación de ganado, impactada por el brote de gusano barrenador, son cruciales para la ganadería de ambos países. Si bien México ha reportado avances significativos en la contención de la plaga y ha obtenido apoyo para una nueva planta de moscas estériles, el levantamiento de la suspensión dependerá de la verificación de EE. UU. Este episodio destaca la vulnerabilidad de las cadenas de valor integradas frente a desafíos sanitarios, pero también la capacidad de cooperación binacional para superar obstáculos. La resolución efectiva de esta situación no solo mitigará las pérdidas económicas, sino que fortalecerá la confianza y la seguridad en el comercio agropecuario entre los socios del T-MEC.