Partidos en crisis

Colaboraciones Enrique Martínez Monterrey Política

Los partidos políticos están inmersos en una profunda crisis. Desde que algunos de ellos empezaron a fraguar alianzas imposibles, buscando el poder por el poder, comenzó a resquebrajarse el andamiaje ideológico que les había dado origen y permanencia.

Los escándalos constantes de corrupción de figuras políticas ligadas a los partidos no han hecho más que atizar el fuego del descontento y la decepción. Desde administraciones cuestionadas hasta casos de endeudamientos escandalosos e irresponsables, sin olvidar lamentables episodios de abusos, “moches” y corrupción, muchos gobiernos han pasado la factura al instituto político que los llevó al encargo.

Entre los ciudadanos existe la firme percepción de que los partidos dejaron de representar las causas sociales para representarse a sí mismos y a sus intereses de grupo. Como consecuencia de ese hartazgo, la ciudadanía optó por dejar de lado su tradicional pasividad, decidió tomar las riendas de la situación y ejercer su enorme fuerza, latente hasta entonces.

La ciudadanía neoleonesa, empoderada como nunca gracias a la efectividad de las redes sociales y en abierto repudio a la partidocracia, dio valientemente testimonio de ello: eligió de manera abrumadora a un candidato independiente y otorgó la mayoría de los distritos federales al PRI y de los locales al PAN. El altísimo índice de voto cruzado dio al traste, de un plumazo, con la quimera de la eficiencia de las estructuras electorales.

“El Bronco” no necesitó de spots en radio o televisión para obtener la mitad de los sufragios obtenidos, contabilizados en más de un millón. Los jóvenes, inquietos e inconformes por naturaleza, le brindaron masivamente su apoyo. Por un momento, las clases sociales olvidaron sus diferencias y coincidieron en un proyecto.

No conozco régimen democrático en el planeta que funcione sin partidos. Pensar en su desaparición sería insano. Lo que sí deben hacer es dejar de lado la soberbia y escuchar el clamor ciudadano: inclusión, apertura, transparencia y rendición de cuentas.

La competencia siempre es saludable en todos los sentidos. La oxigenación es indispensable para la vida de un organismo. Las candidaturas independientes vienen a traer precisamente eso a nuestro sistema político.

La política no debe ser entendida como sinónimo de deshonestidad. Que unos cuantos la hayan desprestigiado, no quiere decir que así sea. Es, por el contrario, la actividad más sublime a la que puede aspirar un ser humano bien nacido.

Hago votos porque a los gobernantes electos, con y sin colores, les vaya bien, porque así se fortalece la democracia y gana México.