Resuena su voz en su despedida

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La voz de Dolores O´Riordan sirvió de banda sonora a la emotiva despedida que le brindó ayer su pueblo natal, Ballybricken (Irlanda), donde dio el concierto «más importante de todos», el de la «vida misma», subrayó el sacerdote en el funeral de la líder de The Cranberries,fallecida el 15 de enero.

Su féretro entró en la iglesia de Saint Ailbe al son del «Ave María» de Franz Schubert que interpretó y grabó con Luciano Pavarotti, y salió entre aplausos una hora después acompañada por la canción «When You are Gone», incluida en el álbum de The Cranberries «To the Faithful Departed» (1996).

Durante la misa también se escuchó a Dolores, que ha fallecido a los 46 años, cantando «Panis Angelicus», lo que generó en el templo una atmósfera mágica gracias a su distintiva voz.

Además de decenas de parroquianos y vecinos de la artista, estuvieron presentes su madre Eileen, sus seis hermanos y los tres hijos de Dolores: Taylor, Molly y Dakota, fruto del enlace con Don Burton, de quien se separó en 2014 tras 20 años de matrimonio.

Frente al féretro se colocaron una guitarra y un disco de platino y otros objetos relacionados con su vida personal, como un libro de poemas y un cuadro de Nuestra Señora de los Dolores que perteneció a su tátara-tatarabuela.

Durante la homilía, el sacerdote, Liam McNamara, recordó que O´Riordan no sólo puso en el mapa a su «preciosa comunidad» de Ballybricken, sino a la ciudad de Limerick y a todo el condado, tras convertirse en un ícono de la música mundial al comienzo de la pasada década de los 90.

El sacerdote destacó que «su personalidad amable y bella voz le granjeó muchos admiradores» en el terreno musical, pero con su arte y sus letras también «rescató de la oscuridad de la depresión» a un «incontable» número de personas.

La propia Dolores tenía un trastorno bipolar y los médicos habían establecido que sufría en ocasiones episodios de hipomanía, privación del sueño y paranoia.

El cortejo fúnebre se desplazó después de la misa al cementerio de Ballybricken para enterrarla junto a su padre Terry, en un acto privado al que sólo asistieron la familia y los más allegados.

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