¿Ciudades para autos? Ciudades para seres humanos

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La primera opción de movilidad para muchos es el automóvil. ¿Qué es lo que nos obliga a buscar en el automóvil la solución a nuestros problemas de movilidad? Falta de infraestructura peatonal y el transporte urbano incompetente y deficiente. Es importante recalcar que es un pequeño grupo de la población quienes poseen un auto, y el resto busca distintas maneras de moverse dentro de sus ciudades, ya sea caminando, en transporte público o en bicicleta.

Actualmente hay una apertura a la obtención de automóviles particulares, ya que las agencias de autos cada vez dan más facilidades de crédito, entre otras facilidades, para que cualquiera de nosotros pueda hacerse de un coche. Como consecuencia, existe un aumento desmedido del parque vehicular en nuestras ciudades. Y al aumentar el número de autos, se “necesita” satisfacer las necesidades automovilísticas.

El uso del automóvil impone un alto costo económico, ambiental y social. Lo que aún no han entendido nuestros gobernantes es que se requiere una fuerte inversión monetaria para construir miles de kilómetros de calles y avenidas, pasos a desnivel, estacionamientos, y que esa inversión está destinada solo a ese pequeño sector que posee un coche. El automóvil acorta distancias, si, pero enajena al ser humano de su entorno.

La posición que mantienen los automovilistas acerca de los peatones y de los ciclistas es una dominante e ignorante.  Demuestran prepotencia e ignorancia ante los ciclistas. ¿Causas? Falta de educación, falta de conciencia, y además la errónea creencia de la división de clases: el que tiene coche es superior y es dueño de las calles.

Tampoco nadie piensa en las consecuencias ambientales que llevan consigo todos los gases expedidos por los autos y camiones. Peatones y ciclistas absorben hasta 5 veces más sustancias nocivas que las que van dentro de un auto. Los problemas más comunes son las enfermedades respiratorias y problemas cardiacos, los cuales SI tienen consecuencias mortales.

Nuestras ciudades han dejado de ser atractivas para nosotros mismos. Saturación vehicular, altos grados de polución, miles de metros cuadrados de asfalto y concreto que han sustituido a decenas de árboles y jardín, nos han alejado de la convivencia y la pertenencia en cada ciudad.

¿Así es realmente como queremos seguir viviendo? Ha llegado la hora de replantearnos seriamente la idea de nuestra manera de vivir.