Una medida muy recurrente en redes sociales, y no por ello ética o congruente, es la «compra» de followers o seguidores, con la intención de aparentar un falso crecimiento orgánico que respalde las intenciones de quienes manejan la cuenta en cuestión.
Tal parece que es el caso de Juan Carlos Romero Hicks en Twitter. Como señala un usuario, es de por sí sospechoso haciendo inspección entre su lista de followers la inusual cantidad de «seguidores falsos», los cuales se caracterizan por a) carecer de avatar, b) nombres extraños y c) escasa o nula cantidad de contenido.
¿Porqué @JCRomeroHicks se habrá arrancado a crear seguidores falsos para su cuenta de twitter? más de la mitad son inventados @SenadoresdelPAN @periodico_am @beltrandelrio @RicardoAnayaC pic.twitter.com/qYi4WZJPht
— JJ (@gazu74) November 8, 2017
Si bien la evidencia visual no es suficiente para sustentar la sospecha de compra o invento de followers, existen diversas herramientas que pueden complementar las dudas sobre la legitimidad de la reciente oleada de seguidores de la cuenta @JCRomeroHicks.
Una de ellas es https://socialblade.com, que echando un vistazo a las estadísticas de la cuenta @JCRomeroHicks nos arroja un dato que puede apuntalar las sospechas mencionadas.
Nos referimos al desproporcionado brinco en el número de seguidores diarios de la cuenta a partir del viernes 3 de noviembre -cuando pudo ponerse en acción la operación de ‘compra’ de followers-, pasando de un promedio habitual diario no superior a los 50 seguidores a ¡más de 7 mil el martes 7 de noviembre!
De lo anterior se desprende que en los últimos 5 días la cuenta del senador de la república haya doblado su número de seguidores, pasando de 21 mil a más de 42 mil y contando.
Desde luego que la honestidad no es una moneda de cambio muy valiosa que digamos en redes sociales; por poner un ejemplo, otra herramienta en línea, twitteraudit.com, arroja que ¡casi la mitad de los seguidores de @mzavalagc son fake! Pero utilizar estas medidas sí nos puede hablar de las argucias a las que son capaces los políticos para respaldar sus pretensiones.