No es una especialidad exclusiva de Cuaresma, porque todo el año está presente en las mesas regias, pero es hoy cuando acapara más paladares por estar ad hoc con la temporada.
Por su sabor, el coctel de camarones se consume todo el año, incluso en días fríos.
Su ingrediente principal debe estar crocante, no correoso, para disfrutarse mejor, lo que además denota que está fresco.
En México hay variedad de salsas que lo aderezan, aunque aquí se prefiere una mezcla hecha con catsup o puré de tomate, refresco o jugo de toronja o naranja, vino blanco y un toque de salsa inglesa, Tabasco, Botanera o Valentina, como se prefiera.
Sin embargo, hay quienes le agregan salsa de chile habanero y cebolla morada picada, o lo consumen caliente en el propio caldo en que se coció el camarón, añadiéndole jugo de limón y la mezcla tradicional de cebolla blanca, tomate, cilantro, chile serrano y aguacate, todo bien picado.
Antonio Márquez, chef ejecutivo del grupo Livefood Group, explica que el coctel que lleva caldo de camarón se acostumbra en Sinaloa y Colima, pero que en el resto de México se consume como en Monterrey.
«Hoy existen muchos tipos de cocteles compuestos con frutas o vegetales, muy al estilo de los tiraditos peruanos, pero hechos coctel», agrega.
Algunas variantes incluyen clamato en lugar del puré o la salsa catsup, salsa de soya, jícama y pepino en cubitos. Y para versiones dulces, xoconostle y mango.
Pero también hay versiones tipo oriental con jengibre y aceite de ajonjolí, o mediterráneas con albahaca, tomillo y romero.
La inclusión de licores en la salsa ofrece un sabor diferente y más personalizado.
Márquez agrega que se usarían brandy, aguardiente de caña, ron y bacanora.
«Y en lugar de jugos de naranja y toronja, muchos emplean el refresco Orange Crush».