El Pacífico mexicano se encuentra en alerta máxima ante la creciente probabilidad de la formación del primer ciclón tropical de la temporada.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ha elevado a un 90% el potencial de desarrollo de una zona de baja presión ubicada al sur de Chiapas en los próximos siete días, un incremento significativo que moviliza a las autoridades y a la población costera. Este fenómeno, que podría recibir el nombre de «Alvin», se perfila como el primer sistema con nombre en una temporada que se anticipa activa.
El SMN, organismo dependiente de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), emitió una tarjeta informativa donde detalla la vigilancia sobre una zona de baja presión. Su probabilidad de desarrollo ciclónico se ha incrementado al 20% en las próximas 48 horas y, más notablemente, a un 90% en un periodo de siete días. Esta evolución ha sido rápida, considerando que el pasado sábado la probabilidad era del 80%, y el miércoles 21 de mayo, del 40%.
Actualmente, el fenómeno se localiza a 690 kilómetros al sur-suroeste de la desembocadura del Río Suchiate, en la frontera entre México y Guatemala. Su desplazamiento es hacia el oeste-noroeste a una velocidad de 16 kilómetros por hora. De acuerdo con las proyecciones del SMN, se espera que el sistema evolucione a ciclón tropical a mediados de la próxima semana, específicamente al sur de los estados de Oaxaca y Guerrero, regiones que históricamente son vulnerables a este tipo de fenómenos. El periodo de evolución del meteoro, que de formarse sería bautizado como «Alvin» en caso de alcanzar la categoría de tormenta tropical, se estima que finalizará el próximo miércoles 28 de mayo.
Para la actual temporada de ciclones, que inició el 15 de mayo, el SMN ha pronosticado la formación de entre 16 y 20 sistemas en el Pacífico mexicano. El titular del organismo, Fabián Vázquez Romaña, detalló a principios de mayo que se esperan de ocho a nueve tormentas tropicales, de cuatro a cinco huracanes categoría 1 o 2, y de cuatro a seis huracanes mayores (categoría 3, 4 o 5) en esta cuenca.
En contraste, para el Atlántico se anticipan entre 13 y 17 sistemas, lo que sugiere un «escenario cercano o ligeramente por arriba del promedio» en ambas cuencas. Es relevante recordar que en la temporada 2024, se desarrollaron 30 sistemas con nombre, 15 tormentas tropicales y 15 huracanes, incluyendo el huracán “John” que tocó tierra como categoría 3 en septiembre, causando 29 muertes en Guerrero, Oaxaca y Michoacán.
El inminente desarrollo del primer ciclón tropical de la temporada en el Pacífico mexicano pone de manifiesto la complejidad y los desafíos inherentes a la gestión de desastres naturales en una región tan vulnerable. Este escenario ofrece una oportunidad para analizar las estrategias de pronóstico y la preparación de las comunidades.

Un avance significativo es la mejora en la precisión y anticipación de los pronósticos meteorológicos. El SMN ha demostrado una capacidad creciente para monitorear y proyectar la evolución de estos sistemas con días de antelación. Este beneficio es invaluable, ya que permite a las autoridades de protección civil activar protocolos de emergencia, emitir alertas tempranas y coordinar acciones de preparación, evacuación y refugio con mayor tiempo, lo que potencialmente salva vidas y reduce daños materiales. La comunicación constante y la vigilancia de zonas de baja presión son un testimonio de esta mejora tecnológica y metodológica.
Sin embargo, esta situación también presenta retos considerables. A pesar de la precisión del pronóstico, la naturaleza impredecible de los ciclones tropicales y su interacción con la orografía mexicana pueden generar impactos severos, como lluvias torrenciales, inundaciones y deslaves, especialmente en estados como Oaxaca y Guerrero, que ya han sufrido estragos en temporadas anteriores. La capacidad de las comunidades costeras para responder eficazmente a las alertas, la resiliencia de la infraestructura y la suficiencia de los recursos de emergencia son aspectos que se ponen a prueba con cada sistema que se aproxima.
Finalmente, el pronóstico del tiempo general de una temporada «cercana o ligeramente por arriba del promedio» en ambas cuencas (Pacífico y Atlántico) subraya la necesidad de una preparación continua y multifacética. No se trata solo de responder a un solo ciclón, sino de mantener un estado de alerta y coordinación constante durante varios meses. Experiencias pasadas, como la del huracán «John», refuerzan la importancia de la educación pública sobre los riesgos, la construcción de infraestructura resiliente y la planificación de contingencias a largo plazo para mitigar el impacto de estos fenómenos naturales.