La clase política de Reino Unido se cuestiona sobre una “cultura del acoso sexual” que ha proliferado en los pasillos de Westminster, la sede del parlamento, provocando la caída del ministro de Defensa, Michael Fallon.
Fallon, de 65 años y uno de los funcionarios más cercanos a la primera ministra Theresa May, fue acusado de haber posado la mano en la rodilla de una periodista durante una cena del Partido Conservador en el 2002.
En los últimos días se han multiplicado los testimonios de acoso sexual provenientes de asistentes parlamentarios o militantes. Un miembro de un grupo de discusión en WhatsApp aconseja evitar a tal o tal político porque tiene la “mano larga”.
Circula una lista con el nombre de 40 parlamentarios conservadores objeto de acusaciones diversas, desde adulterio hasta agresiones sexuales.
El vice primer ministro Damian Green así como el ministro de Comercio, Mark Garnier, también han sido acusados de comportamiento con connotaciones sexuales.
Con sus 650 diputados, entre ellos una gran mayoría de hombres, algunos se preguntan si Westminster se convirtió en un lugar peligroso para los jóvenes y las mujeres.
“El problema de los abusos hacia las mujeres y del acoso sexual no se limita a los que hacen propuestas indeseadas a las mujeres”, opinó Dawn Butler, ministra de la Mujer y la Igualdad en el gabinete fantasma del Partido Laborista.
Ante dicha situación, el próximo lunes Theresa May reunirá a los jefes de los partidos políticos para discutir el acoso sexual en Westminster.
