Unas horas después de la declaración y segundos después de la suspensión de la independencia unilateral de Cataluña, el presidente del gobierno español, el derechista Mariano Rajoy, reunió muy temprano a su Consejo de Ministros para analizar la situación creada a raíz del discurso del mandatario catalán, Carles Puigdemont.
En virtud de la confusión creada con la sesión parlamentaria de ayer, Rajoy instó a Puigdemont a que aclare por los mecanismos oficiales si había decretado o no la independencia de Cataluña para, en caso de ser así, poner en funcionamiento el artículo 155 de la Constitución española, que supone la suspensión de la Autonomía y la destitución de los principales cargos públicos.
Del esperado discurso de ayer de Puigdemont nadie salió con una visión clara de lo que había pasado. Ni los propios diputados que apoyan la secesión; para unos se trató de una decisión clara y necesaria para encausar el diálogo con el Estado español, y para otros, sobre todo para los diez parlamentarios de la Candidatura de Unidad Popular (CUP) se trató de un paso atrás y hasta de una “traición” al movimiento independentista.
El caso es que Puigdemont declaró la independencia y ocho segundos después anunció su suspensión a la espera de abrir una vía de diálogo con el gobierno español para hacer una transición pactada hacia el nuevo modelo que pretenden construir en Cataluña y que tendrá, según el proyecto separatista, forma de república soberana.
Sin embargo, la declaración no fue votada -tal y como establecía la propia ley de referendo que aprobaron los partidos soberanistas- y el único documento que se firmó no tiene ni membrete ni fue sometido a votación y ni siquiera se rubricó en el hemiciclo del Parlamento, sino en un salón contiguo. En dicho documento se decretó la independencia de Cataluña y se instó a la comunidad internacional a reconocerla como tal.
Pero la confusión no sólo se hizo patente en los propios independentistas, que criticaron con dureza el discurso de Puigdemont, sino también en el resto de partidos políticos, medios de comunicación y países aliados. Lo mismo ocurrió con el gobierno español, que después de analizar el discurso y el documento firmado por los 72 diputados separatistas, no tenía hasta hoy claro si se había declarado o no la independencia.
Por eso Rajoy compareció ante los medios de comunicación después de su reunión extraordinaria con el Consejo de Ministros para instar a Puigdemont a informar oficialmente y en un plazo de 48 horas si había declarado o no la secesión. Si lo confirma, entonces se activará el artículo 155 y se suspenderá la autonomía y las competencias delegadas en el gobierno catalán.