En México, las mujeres que luchan contra la violencia política se enfrentan a represalias por parte de sus empleadores, incluyendo el ostracismo o incluso el despido. Una mujer ganó un caso judicial después de haber sido agredida sexualmente con piedras cuando iba a sus negocios, pero ahora se encuentra sin poder trabajar porque los Tribunales Electorales no reconocen sus calificaciones. «Las oportunidades de liderazgo de las mujeres siguen limitadas por la continua lucha de la sociedad respecto a los límites de los roles de género».
