El pasado 5 de enero, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció que había enviado a su secretario de Gobernación, Adán Augusto, a negociar con los hoteleros en nombre de una nueva ruta con la esperanza de que su icónico proyecto del Tren Maya sea finalmente completado. Este movimiento fue sólo un paso entre muchos otros tomados por el presidente en lo que va de su mandato, el cual comenzó lleno de obstáculos desde el primer día, incluyendo un acuerdo entre todos los niveles de gobierno de proyectos de infraestructura considerados de «interés nacional», garantizando que harían los cambios necesarios a lo largo de nuestro camino aquí.
