El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) –que colabora en la investigación de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa–, alertó en enero pasado al entonces procurador Jesús Murilo Karam de “graves fallas” en el trabajo pericial del caso, desde la infiltración de policías como falsos peritos hasta la siembra de cartuchos de arma de fuego en el basurero de Cocula.
Las anomalías descubiertas por los peritos internacionales se presentaron en diligencias en las que, presuntamente, la Procuraduría General de la República (PGR) violó los acuerdos establecidos con el EAAF para que las mismas se hicieran de forma simultánea o para que la agenda se acordara previamente.
El 29 de enero pasado, el EAAF envió un oficio al procurador Murillo Karam en el que reportó el descubrimiento de dos policías infiltrados como peritos en una diligencia que la PGR encabezaría en Guerrero, y de otra persona más que dijo ser, a la vez, policía ministerial y perito entomólogo del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal (TSJDF). Este último llevaba dos armas largas.
En otro oficio del mismo 29 de enero, el EAAF dijo al procurador Jesús Murillo Karam que en una diligencia realizada el 15 de noviembre en el basurero de Cocula, sin la presencia de los peritos independientes violando el acuerdo pactado, se recabaron indicios que fueron colocados intencionalmente en el sitio.
A finales del año pasado la PGR anunció que enviará muestras de ADN a un laboratorio en Innsbruck, Austria, para estudios de identificación genética avanzados. El equipo argentino descubrió que la Procuraduría cometió errores en el registro de por lo menos 22 de las 134 muestras que mandó a Europa.