Los gobernadores salientes adeudan desde carpas, sillas y papelería hasta insumos de obras hidráulicas. «Es un desastre», cuenta un proveedor.
«No sólo es en construcción de grandes obras públicas (donde se dejan adeudos), también en asuntos complejos como infraestructura hidráulica o tan sencillos, en apariencia, como eventos públicos de los Gobernadores y materiales de oficina», lamentó.
Los gobiernos estatales, sobre todo los que están a punto de cambiar administración, dejarán importantes adeudos con proveedores locales. Son deudas que se adquieren y que en general se comprometen apagar en menos de un año, pero se alargan y se acumulan con impacto en las finanzas de muchas empresas.
Michoacán, que aún gobierna Salvador Jara, mantenía al 30 de junio cuentas por pagar de corto plazo superiores a los 8 mil 484 millones de pesos. En Nuevo León, a menos de que se realice una liquidación apresurada, el Gobierno de Rodrigo Medina heredará al de Jaime Rodríguez más de 4 mil 409 millones de pesos en deuda menor a un año al 30 de junio, de la cual una parte importante es con proveedores de servicios.
El Gobierno de Colima, que pronto dejará Mario Anguiano, registraba, al cierre de marzo, adeudos de corto plazo superiores a mil 175 millones de pesos. Por si fuera poco, ese Mandatario solicitó al Congreso estatal -y le fue aprobado- un crédito de largo plazo por casi 2 mil millones de pesos, que los partidos opositores denunciaron sería usado para pagar deuda de corto plazo.
En la iniciativa de Ley Secundaria de Disciplina Financiera para Estados y Municipios se propuso que los Gobernadores liquiden con tres meses de antelación la deuda de corto plazo antes de entregar el poder. Dicha ley aún tiene que ser discutida por los legisladores.