Ciertamente me queda claro que no es la serie del momento, ni una serie que esté generando sensación, mucho menos una serie sin fin (Porque de hecho el año pasado se estrenó la última temporada) Pero para aquellos que gracias a Netflix estamos por ver su desenlace, decidí dedicarle una entrada de mi blog por la reflexión en la que caí al ver el primer episodio de su última temporada.
Primero que nada quisiera contarles algo intimo, conocí la serie hace bastante tiempo solo por su nombre y no entendía el relajo de la trama, pero no fue hasta que conocí a cierta personilla con la que tuve una rara y desalentadora aventura que vi con atención la serie, la cual trata de dos mujeres muy diferentes que mueren el mismo día. Una rubia supermodelo con la vida perfecta, con un apuesto novio que la ama por sobre todas las cosas y una abogada muy exitosa, pero con sobrepeso y serios problemas de amor y autoestima. La rubia muere al impactarse contra un camión a causa de una llamada telefónica que la distrajo mientras que la otra, en este caso la abogada rechoncha, muere porque se lanza para impedir que asesinen a su jefe. Un acto heroico compite con una estupidez (salvar a alguien vs chocar por ir chismeando con la amiga) y en este mundo injusto, claro está, la que logra otra oportunidad es Deb, la supermodelo que no respetó las señales de tránsito. Pero ahora, deberá vivir en el cuerpo de Jane y acoplarse a la vida de la abogada.
Lo que muchos cuestionaron en su momento es: ¿por qué la gordita de gran corazón, quien sin duda merecía volver a la vida, no fue la que ocupó el cuerpo de la supermodelo hueca? Bueno, es verdad que la serie tiene un problema ético inicial, pero ¡vamos! Es televisión simple que busca entretener.
Pues vi cuatro temporadas en dos semanas, descansé de la serie y al volver a mi ciudad natal vi una temporada más, pero fue hasta esta noche (noche en la que publiqué esta entrada para quienes me lean muchos días después) que entré en una reflexión tremenda en cuanto al verdadero mensaje de la serie.
Es Jane, la gordita sobreviviente, una destacada abogada, leal amiga y una emprendedora inteligente, quien lucha día a día en ser simplemente ella en un mundo en el que aparentemente todos buscan justicia, pero porque no necesitan preocuparse por problemas de peso, dietas ni ejercicios.
Es curioso que un hombre lo diga, pero en este caso, me reflejo en el personaje, quien en algún momento de su vida tuvo la figura perfecta y después, el destino le señaló que solo debería enfocarse en las cosas que realmente valen la pena ¿pero no es el físico una de las cosas que deberían valer la pena?
Quienes han visto la serie han conocido el proceso de aceptación de la ex modelo que ahora vive en el cuerpo de una gorda, demostrándole a su audiencia que lo importante es la esencia de la persona por sobre todas las cosas, como un personaje puede ser un verdadero ejemplo de que el exterior puede ser invisible cuando el interior es completamente autentico.
Llega el momento en el que la protagonista decide decir la verdad del porqué de todas sus mentiras, alegando que fue su físico lo que le impidió poder desenvolverse siendo leal a sus sentimientos, opacando sus verdaderos logros profesionales y fraternales. Y justo ahí fue cuando pensé ¿se dio por vencida ó se hizo a la idea de que por más que se esforzara nunca podría volver a ser quien era antes?
Entonces comencé a realizar una introspección y llegué a la aterradora conclusión de tener que aceptarnos por lo que somos, porque quien nos quiera nos va a querer tal cual somos, y si nadie nos quiere es porque no están viendo lo que deberían ver y se lo pierden ¡aunque suene como una moraleja desencantadora!
Pero ya fuera de broma quiero terminar diciendo que la belleza debería significar confianza, energía, conocimiento propio, fe en lo que eres y regalar sonrisas al prójimo, y no un cuerpo de envidia y un closet de locura, con una billetera presumible y una pareja envidiable ¿o qué piensan?
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