Piden cambio de color al INE ante ‘Marea Rosa’ 

Política

A 3 días de que se lleve a cabo la «marea rosa», una movilización convocada por la oposición, la coalición de gobierno, ha pedido a INE un cambio de color 

La confusión como herramienta electoral 

El diputado Sergio Gutiérrez Luna, en representación de Morena ante el Instituto Nacional Electoral (INE), ha expresado su intención de pedir al organismo electoral que renuncie al color rosa, argumentando que la oposición busca causar confusión al adoptar este color que tradicionalmente ha sido asociado con el árbitro electoral. 

La solicitud de Morena surge en un contexto de creciente tensión política, donde el color rosa se ha convertido en un símbolo de disputa. «Dado que ha habido una necedad por parte de la coalición de oposición de utilizar el color oficial, vamos a solicitarle al INE que, entonces, ante esta negativa y cerrazón de la oposición, que sean ustedes que dejen de utilizar el color rosa», declaró Gutiérrez Luna durante una conferencia de prensa. 

El apoyo a esta posición no se ha hecho esperar por parte de los aliados de Morena. Alberto Puente Salas y Arturo Escobar y Vega, representantes del PVEM, también hicieron un llamado al INE para adoptar un color que les permita diferenciarse de manera clara de cualquier movimiento político, especialmente en momentos en que las actividades de la oposición están altamente politizadas. «Es imperativo que el INE asuma un color que pueda definirlos de manera independiente a un movimiento que hoy abiertamente está politizado», comentó Escobar y Vega. 

Los actos apartidistas a favor del INE 

Las movilizaciones conocidas como «marea rosa» han sido promovidas inicialmente como actos apartidistas en defensa del INE y posteriormente en defensa de la democracia. Sin embargo, la participación activa de figuras y partidos políticos opositores en estas manifestaciones ha llevado a una reevaluación de su carácter apartidista. Este próximo domingo, en la Ciudad de México, la «marea rosa» verá a Xóchitl Gálvez Ruiz y Santiago Taboada, candidatos de la oposición a la presidencia de la República y a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, respectivamente, tomar la palabra. 

En un gesto que subraya la importancia del evento, la bandera de México será izada durante la marcha a solicitud de Xóchitl Gálvez, quien envió una carta al presidente Andrés Manuel López Obrador con esta petición. «Me mandó una carta, no puedo hablar de eso, pero vamos a buscar la forma de que se ice la bandera. Yo creo que hoy, mañana», comentó el presidente, indicando su disposición a facilitar este acto simbólico que se realiza diariamente por los militares. 

Además de la bandera, las autoridades han decidido mantener las vallas de seguridad alrededor de lugares clave como el Palacio Nacional para evitar cualquier tipo de provocación o incidente durante la marcha. «Las rejas esas sí las vamos a mantener, pero no por los que se vayan a manifestar a favor del candidato o partido, sino porque hay mucho provocador extremista y se tocan los extremos», explicó López Obrador, enfatizando la necesidad de proteger el patrimonio cultural y los edificios históricos de México. 

Tensiones y Simbolismos en la ‘Marea Rosa’ 

Esta petición de cambio de color al INE por parte de Morena y sus aliados resalta las tensiones y la carga simbólica que los colores políticos pueden tener en un contexto electoral, especialmente en un año de elecciones tan competitivas y polarizadas como lo es el 2024. 

El pedido de Morena al Instituto Nacional Electoral (INE) para que deje de utilizar el color rosa responde a una estrategia política cuidadosamente orquestada en un ambiente electoral altamente polarizado. A medida que la «marea rosa» se acerca, los preparativos y las estrategias políticas se intensifican, revelando la profunda división entre el gobierno y la oposición en México. 

La elección del color rosa por parte de la oposición, y su asociación con el INE, ha sido interpretada por Morena y sus aliados como un intento de confundir al electorado y apropiarse de un símbolo tradicionalmente asociado con la imparcialidad y la equidad electoral. Este gesto simbólico, según Sergio Gutiérrez Luna, busca politizar una institución que debe permanecer neutral, especialmente en un año electoral. 

La oposición se defiende 

La reacción de la oposición no se hizo esperar. Xóchitl Gálvez y Santiago Taboada han defendido la elección del color rosa, argumentando que simboliza la lucha por la democracia y la integridad electoral, y no una apropiación indebida de los símbolos del INE. «El color rosa representa nuestra lucha contra la corrupción y por la preservación de nuestras instituciones democráticas», afirmó Gálvez en una rueda de prensa reciente. 

Mientras tanto, las autoridades han tomado medidas precautorias adicionales para garantizar la seguridad durante la «marea rosa». Las vallas alrededor de los edificios emblemáticos, incluido el Palacio Nacional, se mantendrán no solo para proteger el patrimonio, sino también para prevenir cualquier incidente que pudiera ser provocado por extremistas, según palabras del presidente López Obrador. «Estamos tomando estas medidas no por temor a los manifestantes pacíficos, sino para protegernos de aquellos que podrían aprovechar esta oportunidad para causar desorden», explicó. 

La bandera de México, que será izada durante la marcha a petición de Gálvez, simboliza un intento de nacionalizar el evento y disociarlo de cualquier acusación de partidismo. Esta acción ha sido recibida con sentimientos encontrados; mientras que algunos la ven como un gesto de inclusión y respeto hacia los símbolos nacionales, otros la critican como una maniobra política destinada a legitimar una protesta que ha sido tildada de partidista. 

La delicada posición del INE 

Este complejo tejido de acciones y reacciones subraya la delicada posición del INE en el panorama político mexicano. La petición de Morena para cambiar el color institucional del INE destaca los desafíos que enfrenta el organismo electoral en mantener su neutralidad y autoridad en un clima de creciente desconfianza y polarización política. 

El desenlace de esta controversia será crucial no solo para la percepción pública del INE sino también para la confianza en el proceso electoral que se avecina. Con la «marea rosa» y las elecciones de 2024 a la vuelta de la esquina, la gestión de estas tensiones simbólicas podría tener implicaciones duraderas para la democracia en México. 

Mientras tanto, el país se prepara para una de las movilizaciones más significativas y simbólicamente cargadas de los últimos tiempos. Lo que inicialmente comenzó como una disputa sobre un color ha evolucionado hacia un debate más amplio sobre la integridad electoral, la manipulación política y el futuro de la democracia en México. El domingo próximo, las calles de la Ciudad de México no solo serán testigos de una marea de personas vestidas de rosa, sino también del choque de visiones políticas que definirán el rumbo del país en los años venideros.