Según datos recientes de la Comisión Nacional del Agua, el 29.34% del territorio nacional experimenta condiciones de sequía extrema y excepcional, una situación que pone en riesgo la sostenibilidad ambiental, económica y social del país.
Estado Actual de las Presas y Reservas de Agua
La disponibilidad de agua, especialmente en las 210 principales presas de México, que juntas tienen la capacidad de almacenar el 92% del total de agua embalsada en el país, se encuentra en niveles críticamente bajos. Al 22 de abril de este año, el nivel de llenado promedio se ubicó en apenas el 43%, con un volumen total de 54,285 millones de metros cúbicos. Este dato refleja no solo la falta de precipitaciones sino también la gestión desafiante de los recursos hídricos que enfrenta México.
Particularmente alarmante es la situación del Sistema Cutzamala, compuesto por las presas El Bosque, Valle de Bravo y Villa Victoria, que suministra aproximadamente el 25% del agua potable consumida en el Valle de México. Citlalli Peraza Camacho, directora general del Organismo de Cuenca Aguas del Valle de México (OCAVM), informó que el nivel de llenado de estas presas es solo del 32.4%. Individualmente, la presa El Bosque está al 48.1%, mientras que Valle de Bravo y Villa Victoria tienen niveles de 27% y 26.7%, respectivamente.
Complicando aún más el panorama, la región ha experimentado temperaturas extremas. Del 15 al 21 de abril, se observaron temperaturas máximas superiores a los 40 grados Celsius en la Península de Yucatán y a lo largo de las costas del Pacífico Norte y Sur. Aunque estas temperaturas no establecieron nuevos récords para el período, contribuyen significativamente a la evaporación del agua y agravan las condiciones de sequía.
Déficit de Precipitaciones
La falta de lluvias es otro factor crítico. En lo que va del año hasta el 21 de abril, México ha registrado solo 47.7 milímetros de precipitación, un 32.1% menos de lo habitual para este período, basándose en el promedio histórico de 1991 a 2020. Esta significativa disminución en las lluvias ha limitado la recarga natural de los embalses y aumentado la dependencia de fuentes de agua alternativas.
Ante este escenario, las autoridades han implementado diversas estrategias para mitigar el impacto de la sequía. Estas incluyen la distribución de agua potable en comunidades vulnerables, donde hasta ahora se han repartido casi 22.91 millones de litros a 39,064 personas. Además, se han realizado operativos de limpieza y desazolve en los sistemas de drenaje, beneficiando a casi 164,000 habitantes en múltiples estados.
La severidad de la sequía que enfrenta México requiere una respuesta coordinada y multifacética que involucre la conservación del agua, la gestión eficiente de los recursos hídricos y la adaptación a las nuevas realidades climáticas. Mientras las autoridades trabajan para mitigar los efectos inmediatos, es crucial también que se planifiquen y ejecuten estrategias de largo plazo para asegurar la sustentabilidad del agua en el país, crucial para su desarrollo y bienestar de su población.
Desafíos a Largo Plazo y Estrategias Sostenibles Ante la Sequía en México
La situación crítica de sequía que afecta a casi un tercio del territorio mexicano no solo exige medidas inmediatas, sino también un enfoque a largo plazo que aborde las causas subyacentes y refuerce la resiliencia del país ante futuros episodios. Las autoridades, conscientes de esta necesidad, han comenzado a implementar estrategias que buscan reducir la vulnerabilidad de las comunidades y los sistemas productivos ante la escasez de agua.
Dado que el sector agrícola consume la mayor parte del agua disponible en México, una de las prioridades es promover prácticas de irrigación más eficientes y tecnologías de ahorro de agua. Programas de capacitación para agricultores sobre técnicas de riego de precisión y el uso de cultivos menos demandantes en términos hídricos podrían significar un cambio sustancial en el panorama de gestión de agua.
Para combatir los efectos de la sequía, se está trabajando en la expansión y mejora de la infraestructura hídrica. Esto incluye la construcción y rehabilitación de presas y sistemas de captación de agua, así como proyectos para la desalinización y tratamiento de aguas residuales que puedan ser reutilizadas en la agricultura y la industria, reduciendo la presión sobre los recursos hídricos naturales.
Programas de Reabastecimiento y Conservación
En zonas críticamente afectadas, los programas de reabastecimiento de acuíferos y la conservación de áreas naturales que actúan como importantes reservorios de agua son esenciales. Estos programas ayudan a mantener el equilibrio ecológico y aseguran que los ecosistemas continúen desempeñando su función vital en la conservación del agua y la protección contra la erosión y la pérdida de biodiversidad.
Una parte fundamental de la estrategia a largo plazo es la educación y concienciación sobre el uso y gestión del agua. Campañas públicas que promuevan el ahorro de agua, así como programas educativos en escuelas, pueden ayudar a fomentar una cultura de conservación hídrica desde las primeras etapas de la formación cívica y educativa.
A nivel gubernamental, es crucial desarrollar políticas integradas que coordinen las acciones de diversos ministerios y agencias. La creación de un marco regulatorio más estricto para el uso del agua, junto con incentivos para la adopción de tecnologías de ahorro de agua y energías renovables, son pasos necesarios para una gestión sostenible del recurso hídrico.
Cooperación Internacional y Regional
La sequía no reconoce fronteras, y la cooperación internacional puede jugar un papel clave en la gestión de la crisis hídrica. México puede beneficiarse de la experiencia y los recursos de otros países que han enfrentado desafíos similares. Además, la colaboración regional puede facilitar el intercambio de información y recursos, y la implementación de estrategias conjuntas para la gestión de cuencas hidrográficas compartidas.
La severidad de la sequía en México es un llamado de atención sobre la necesidad urgente de adoptar un enfoque más holístico y sostenible en la gestión del agua. Las estrategias deben ir más allá de las respuestas a corto plazo y abordar los aspectos estructurales y sistemáticos del problema. Solo mediante un compromiso a largo plazo hacia la innovación, la cooperación y la educación, México podrá enfrentar efectivamente los desafíos presentes y futuros relacionados con la sequía y asegurar un futuro más próspero y sostenible para las próximas generaciones.