Gran manifestación en Guayaquil contra Correa

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La ciudad de Guayaquil acogió una multitudinaria manifestación contra la gestión del presidente de Ecuador, Rafael Correa, una protesta secundada en Quito por cientos de ciudadanos que también expresaron su malestar frente a la sede del oficialista movimiento Alianza País (AP).

El mandatario, desde la ciudad de Montecristi (oeste), en la provincia de Manabí, acusó a los descontentos de impulsar intentos de desestabilización y defendió sus políticas, orientadas, dijo, a lograr el bienestar y la justicia social de la mayoría de la población. Las protestas contaron con la presencia de los alcaldes de Guayaquil, Jaime Nebot, y de Quito, Mauricio Rodas, respectivamente, ambos aclamados por los manifestantes, críticos con dos proyectos que buscaban aumentar impuestos a las herencias y a la plusvalía.

Los ciudadanos reclamaron el archivo definitivo de las iniciativas, cuya retirada provisional dispuso Correa la semana pasada al tiempo de convocar un gran diálogo nacional sobre el modelo de país para Ecuador. En Guayaquil, entre gritos de «fuera Correa, fuera», los miles de manifestantes recorrieron la avenida 9 de Octubre en una caminata que culminó con la intervención de Nebot, quien no solo criticó estos dos proyectos, sino el conjunto de la política del Gobierno.

El alcalde opositor también exigió que se consulten al pueblo las decisiones importantes, que se respete la libertad de expresión y de emprendimiento, así como el fin «del gasto publico incontenible» y de «otros mecanismos truculentos» para que no peligre la economía del país. Es tiempo de «reclamar con agallas el país que queremos y merecemos y por el cual lucharemos hasta la muerte», dijo al criticar igualmente una oferta de diálogo del presidente sobre el modelo de país que desea Ecuador porque, en su opinión, el jefe del estado «no tiene credibilidad».

Nebot, quien tachó a Correa de «mentiroso» y de «farsante», también señaló que la marcha fue un «hito» y aseguró que «hacía años que la gente unida no salía a decir ‘yo soy el dueño de la democracia, carajo'».

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