La China del presidente Xi Jinping se mostró hoy jueves al mundo como una gran potencia militar, en un gran desfile con motivo del 70 aniversario del final de la II Guerra Mundial que también quiso cimentar a nivel interno la nueva imagen de un país poderoso en la escena mundial.
Ante jefes de Estado de una treintena de países (ninguno occidental) y al son de bandas y coros que interpretaron temas militares y patrióticos, unos 12.000 soldados, 500 vehículos y misiles y unas 200 aeronaves marcharon por la enorme avenida de la Paz Eterna (Chang An), en la simbólica plaza de Tiananmen.
Una buena parte de los sistemas de armamento son de última generación y fueron mostrados en público por primera vez, como el misil antibuque DF-21D o el bombardero de alcance medio H-6K, que dotan a las fuerzas chinas de capacidades ofensivas que nunca antes habían tenido.
El evento fue, sobre todo, una demostración de fuerza del Gobierno chino y en concreto del presidente Xi, quien, además de enseñar al mundo lo último en tecnología bélica propia, quiso, principalmente, mostrar a nivel interno la fortaleza de su poder político y militar.